I
Del color del fuego,
también quema, o arde, o da calor, o se consume, o es redondo, o es una bola.
No puede estar en otro
lado porque todo es de color.
Siempre hay música de
fondo, como un telón mental.
O empieza la música a
sonar. Justo cuándo.
Todo se pone de color
rojo. Que nadie pregunte, porque el color rojo es el color rojo. Color rojo:
color rojo. Dícese de lo rojo y del color.
Cuando color rojo no hay
palabras, hay color rojo.
II
Hay música en las manos
cuando revuelven la masa para meter en el horno.
Y nos metemos entre la
masa, adentro del molde, nos metemos al horno, y mientras estamos en el horno,
nos movemos en la densidad espesa que se va endureciendo cada vez más y nos
miramos y nos miramos y ya, no movemos, ya descansamos adentro de cada cual, y
entonces la masa toma el color del chocolate y el olor.
¿Y dónde estás, a dónde has ido a parar?
Ya cuando salimos,
olvidados el uno del otro, aparecemos recortados, como en departamentos, nos vemos de vuelta, nos miramos. Hasta que uno empieza a despegarse.
De una rodaja a la otra,
los ojos marrones y llenos de chocolate se miran así, mientras saborean el
chocolate que ha quedado por fuera.
Apurados hacemos fuerza
para delante y para atrás, menea para aquí menea para allá.
Nos despegamos.
Nos sacamos los
restos.
Salidos de la matrixmasa
se ríen los dos.
Uno le da algo, el otro
le da algo.
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