sábado, 5 de julio de 2014

DECLARACIÓN

¿qué? ¿a quién? ¿por qué? ¿cómo?
              No sé, por qué tendría que saberlo.

Yo soy de las ramas que se quiebran, porque antes se secan. Y como vos sos de las ramas que antes se nutren y después se secan, te canto esta canción porque sabés de dónde viene.
En la esquina de casa hay un chico que cuando paso me mira y hace señas para que frene, se para frente  a mí y me mira. No me habla. Yo tampoco. Nos miramos.
A veces me mira quieto, sin ningún movimiento. Me recorre desde la boca hasta los ojos con lentitud. Yo le miro los ojos.
Otras, me mira y se ríe, entonces yo también me río.
¿Por qué no me pedís lo que necesitas? ¿Por qué no decís nada cuando me ves? Es como si se terminara, como si estuvieras todo el día esperando y cuando paso, entonces, ya no soy esa que imaginaste. O también soy otra que querés mirar y me mirás. Y cuando estás en tu casa tocás el piano y esperás que sea el día siguiente para verme y pararme otra vez.
Yo sigo el juego. Los del frente miran como si fuera una novela. A veces le calculan la hora, o no me explico por qué ya se juntaron como veinte que nos miran desde ahí  esperando a ver qué.
Cuando sigo y él entra, los mismos vecinos se acercan a la ventana que da a la calle que da al piano que da a sus manos que da a la melodía que sale de sí.
A él le parece que la música se la doy yo.
Y yo sigo y me rio, casi siempre me río. Y cuando me voy a dormir, entonces antes o mientras duermo, hago canciones, y escribo poemas donde me pregunto y me respondo, donde imagino. Se me ocurren cosas alocadas, como si pudiéramos alguna vez andar en motoneta o en globo aerostático.
O un día estar juntos en un escenario. O si juntos en algún lado. En un lago bañándonos. Sin hablar si preferís. Pero juntos.
A veces lloro. Cuando lloro es porque no alcanza, porque el café solo tiene una gota o porque una sirena suena afuera y no es buena señal.
Me recupero cuando escucho que alguien se corta las uñas y cuando escucho a los autos sonar circular. Entonces pienso que todo crece y vuelve a crecer y que todo pasa y vuelve a pasar.
Hoy es otro día, ya es hora de salir, ya tengo la bufanda puesta y los guantes de lana. Hace frio afuera y nos tenemos que proteger.
Estoy intrigada. Tu silencio y tu mirada me llaman la atención. Tanto que quisiera encontrar y perder el borde que te hace.
Hice una canción. Hoy te la voy a cantar.

EL CHICO DECLARA
No lo escribo porque si lo escribo lo recorto, lo pego, lo pinto y es otra cosa. No le canto, porque si le canto la canción termina. Recién pensé lo que voy  a decir en el próximo encuentro. No digo que no lo pienses digo que hay que proteger, tener cuidado porque las palabras que uno dice al otro le pueden hacer mal. Entonces si leo mal, si no te gusta, si querés escribir, si me hacés escribir. Todos estamos aprendiendo siempre. Entonces cuando sea tu turno entonces ahí sorprendeme y mostrame cómo es. Quizás así aprenda un poco más. No me digas todo el tiempo lo que falta. Dame para rellenar. En mis agujeros hay algunas flores que yo mismo empecé a crear, ya no sufro de emocionarme o de lo que me hace sentir cuando me llego a enojar. Yo también veo lo que me falta, pero lo veo menos si me tratás mal. Teneme paciencia sin dejarte de mirar, si lo que tanto te decepciona es un lente que mira mal y lo que te pasa es que no me lo podés explicar.


LA CHICA RESPONDE A LA PRIMER DECLARACION

Todo el agua que brota se seca y ya. Yo soy de las que se quiebra cuando se deja secar pero me doy agua y revivo porque te quiero cantar.







No hay comentarios:

Publicar un comentario