AMOR P R I M E R
A P A R T E
CERO
El
cero es fundamental, es como si mostrara que a partir de ahí hay para delante y
hay para atrás. Marca un hito en la historia de cualquiera. En este caso antes
de uno hay. Hay nacimiento y hay amarillo, hay pollito con plumas suaves y
hay valija con pinturas y hay algo que emana de donde todo. De otra forma no
puede llamársele al cero que no nos dice nada y nos dice: inicio, cielo y
tierra.
Un
pedacito nos indica. Lo que importa es que el humano nació para jugar y representar, arte. Y parece que a intervenir.
I
Esto parece cierto, siguen dos puntos y viene todo lo que sigue. Si
pongo tu cara delante de esta hoja para qué escribir. Entonces la borro, la
dibujo, la saco, la recorto, la hago hablar, la interpreto. Tu cara es lo que
más me gusta. Tus movimientos. Me gusta lo que sale efectuado. Me gusta cómo
suenan tus manos, cómo suena tu voz. También me gustan tus palabras. También me
gustan las que no decís. ¿Podés creer? También, no es que seas una sola cosa.
¿El amor se mide por cantidad de deseos de acercarse, cantidad de preguntas? ¿A
una cara o en una hoja? A veces uno se enamora de un proyecto, de uno mismo o
de otro. Funciona
así: Moles y Rohmer [1] dicen que
el espacio mide, hace a las cosas.
El amor se crea de los espacios que
quedan marcados, rutas, letras, registros de llamadas, mensajes, cantidad
de veces que unas letras suenan por sobre el resto de las que no suenan,
etcétera, etcétera, etcétera. Por eso los dibujos de corazones, los films, las
canciones. El amor no precisa del
mismo espacio. El amor representa y
en ese camino delimita, deja hecho.
Ninguna
pregunta resuelta en pregunta. El amor repercute.
II
Un
día hubo un enviador.
Mientras,
collage, hay tijeras de plastilina, siempre de plastilina, quiero decir que hay
pinceles, hay tirones y hay pegamentos y hay papeles de revista, y hay
voces que suenan desde cerca y desde lejos. Ahí. Hay latidos. Querer entender
es estar buscando.
El
enviador llamó. Hizo su propuesta de espacio y tiempo.
El
tiempo es algo que se desvanece. Es y no
es. El espacio es el espacio. Espacio espacial. Lleno de lo que sigue
y sigue.
La
conversación fue así:
¿Qué
hacemos? ¿Nos vemos? Dijo. Volvió a decir él.
La
vecina que se entera de todo, escucha que hay un chico que pronuncia sin cesar quiero
verte.
Yo
respondí y le conté del gato. La vecina escucha todo. Grita ahora, no grita, la
vecina habla tranquila pero es que tiene un megáfono violeta. Es tan lindo el
barrio que la vecina. Ahora cuenta a todos: hay un chico y ella sigue hablando del gato, que le puso un collar con una campana
de color lilaaaaa, le queda bien porque es griiiiiis.
Típicas
interferencias.
¿Qué
hace la vecina metida de vuelta? Se entera buscando público.
Me
encanta el lila y el gris, te deben quedar bien, dijo el chico.
Lo
dice o lo escribe, pero lo dice. Me gustan los gatos, me gustaría ver a tu
gato. ¿Querés que nos veamos? Él de vuelta.
Otra
vez insiste, y me imagino una carrera de caballos y me gusta el negro que
brilla y va rápido.
A
mí me pasó algo. Llueve, llueve mucho. Algo que perdí, algo hermoso. ¿Hace
falta decir? Se me vio el hueco y me quiso abrazar.
III
Amor
A
mi tío se le cayó un diente.
Cayó,
y al instante se le clavó con chinches y abrojos la palabra evitar. Pidió
que lo evitaran o se hizo evitar. ¿Para qué el desastre? ¿Para qué el olor?, se
preguntaría el tío. Y yo me respondo: por el honor al espacio. Porque lo que
vemos nos importa. Pero el love
encuentra belleza en lo que falta, ¿de dónde saqué eso? Lo leí, seguro en algún
lado o me lo dijo mi mamá cerca del recuerdo de verla pintando o de que no coma
cosas del suelo. O que ya es hora de sacarte los pañales, dijo la abuela con
fuerza y apostando a mí, se me bajó una lágrima y me pusieron una bombacha rosa
que ni una gota de pis.
El
hueco, el amor y el hueco se llevan
bien.
El
espacio también convive con la distancia.
La
música dura mucho adentro mío cuando amor.
Según
su definición cala más hondo en la sensación.
Lisa
y llanamente nos hacemos el cuerpo.
Voy
a hacer un experimento. Ya te vas a enterar.
IV
Todo
es de gran interés o lo vuelve interesante, y lo vuelve posible, lo
hace así, simplemente me da.
Yo
estoy en la cama tirada arriba, no adentro del todo. La luz es roja y escucho
una chica que canta estilo country.
No tengas tanto miedo que todos hablan al pedo, eso dice en el libro nuevo que tengo.
En
la canción suena la palabra amor seguido. Como si fuera la gran intriga. ¿Qué hacer con el amor? Y antes: qué es, cómo se lo trata, cómo
se lo da, si también es su contrario, ah, porque si el amor es entretenerte, entonces nunca es odio
ni olvido, sí, eso es lo único que no es amor.
Crsss crssssss crssscrrrrssss. Hace ruido el aparato o lo que se mete dentro
del aparato. El ruido me separa, me hace doble. Siento que hablo solo.
Tengo sueño y frío.
V
El amor que vos das es igual al amor que recibís.
A
partir de acá no hace falta aclarar que se entremezcla.
Me
hace ruido me hace ruido me hace ruido. Entonces voy corriendo derecho y
seguido, a imaginar las herramientas mentales para disuadir el ruido. Entonces
le envío una caja llena de espuma con caracoles adentro. La necesidad de mirar
a los costados para ser reconocido, nombrado. Soy amor.
¿Quién soy amor? Queremos decir
sólo que sabemos. Sólo eso. Las palabras ocupan espacio y lo hacen.
Mejor
el mar, los caracoles, la espuma, todo eso.
Pienso
como una loba que no quiere perder la carne que está por comer.
No
te asustes. El amor no tiene dientes
que puedan desgarrar, el amor busca
porque quiere envolver, quiere recubrir, acobijar.
El amor como un sol, como el cero que
empieza. Nido, rincón.