lunes, 27 de junio de 2016

HOSPITALIDAD



Lalinas.

Como las lalinas del Uyuni, como las lalinas de todo el mundo, cristalinas y complejas superficies de lal.

Lalinas como el guitarrista que vi una vez en el teatro.

Lalinas muestra el mecanismo del enrosque.

Le molestaba el reloj mientras hacía la receta de licencia para mi mamá, por eso el gesto pequeño y vivaz que intentaba llevarlo hacia atrás.  Dijo Bahía Blanca es una ciudad rara, dijo venir de Buenos Aires pero que Buenos Aires lo estaba o lo había enloquecido, también que vivió en Bahía Blanca hasta los cinco, seis.


Sentado en el escritorio se hacía sombra con la mano, dijo soy zurdo y hacerse sombra con su propia mano parecía darle gracia, eso dejaba ver Lalinas en su modo de articular; por eso cambió y yo me senté frente a él.

No encontró su sello, se tranquilizó cuando le dije: ¿éste?

Aunque de pelo lacio y raya al costado, está un poco despeinado.

Le dijo a mi mamá que la conocía, y es que la había visto en otro hospital con anterioridad.

Antes de todo esto casi lo vamos a ver a su consultorio. Al fin decidimos que el clínico se encargara de todo, haciendo caso omiso a la especialidad. Para qué ver al doctor Lalinas, tan raro, todo surgió porque mi mamá no entendió lo que le dijo cuando la fue a ver. Algo así como que no trabajaba en el hospital, ese en el que estuvo con anterioridad Privado y del Sur. Ahora me doy cuenta, Lalinas es de lo público, Lalinas abajo del guardapolvo puede que tenga una Hering, no sospecho Polo o Lacoste. Quizás quede bien en una zona Tropical.

Lalinas, sos lo mejor de la sala de inmunodeprimidos.

Lalinas, partícula de mar.



Lalinas como los granulitos de lal parecés igual pero te vi lo especial.

miércoles, 15 de junio de 2016

LOVE II



L O V E 
SEGUNDA PARTE

RAIZ
El love desde la primera vez que abrí la boca y aparecí, una letra minúscula. Una fuerza poderosa se condensó en mí. Me hizo, me identificó.
¿El love tiene nombres? ¿Nombre? ¿Es alguien, algo?, o es, simplemente es. Posado en.
Pensé y recordé con cariño. De pronto la inmensidad estaba tan cerca y pequeña entre los dedos, en cualquier rincón tibio del cuerpo, pensé que nuestra naturaleza está en querer.
Elegir, nombrar, la diferencia entre todas las cosas.
Como cuando El Principito habla de la flor.



SOBRE TIERRA
No subimos el volumen ni encendimos la luz.
Sin extremos.
Ni tan lleno ni tan vacío.
Traslúcidos.
Se volvió sencillo.

CÓMO
El aprendizaje viene del lado del cuerpo.
El love empieza atolondrado. Todo suelto. Quiere estar en todos lados a la vez.
Mientras reconocemos el espacio nos hacemos la impresión de lo que es.  

A FAVOR
El love inicial inquieto y transparente. Agarrado a algo y desenganchado de algo.
El love por fin nos cubre y nos vuelve aplicados, ordenados. Abarcados, resuelve las ganas de tener.
El love se acerca y se aleja con facilidad.
El love es lo más lindo que hay, porque se mueve conloqueatodosnosgustanosdamiedonosespantanosinteresa, conloquetodossentimosynoscostóentenderoleer.
Nos une con la impaciencia de hacerse.
Cuando el love encuentra el verano es el sol mismo.
Somos lo que no estaba, y aparecimos en un mar con un ritmo que sigue y hasta hoy.
Love es acción de no fin.

ESTE ES UN CUADRO QUE NO SE QUEDA QUIETO
Querer es como un rayo y me quemé. Acá empieza, desde acá.
Dos días:
18 de enero 2015
Hace 15 años que se murió la abuela Encarnación, un día como hoy. Era de imaginar, pero no sabíamos cuándo iba a pasar.
Cuando i am LOVA parece que nunca va a llegarme o no me preocupa, el love es el movimiento de la vida, la planta que se ramifica y está tan verde a condición de la tierra que le alcanza para desplegar.

Registro 1
Ya está. El juego se había deshecho desecho o hecho al fin. Y nos habíamos quedado rechonchos mirando para otro lado.
LOVO que comió, descansó.
El LOVO quedó entre medio como quien cae de un trampolín al centro o salió como una flecha y quedó clavado.
Sigo con ganas de entender. Me rodea lejanía y mar, la piel se eleva y lo que está en la zona corazón se me sube hasta la boca y trago, no abro la boca, si abro se me escapa.

Registro 2
¿Qué más qué más?, ¿y qué más?

Registro 3
Dos pies caminan alrededor. La soledad de la cocina me abandonó con la esperanza de ser mejor.
No buscamos, no buscamos nada, es necesidad, ruidos de relojes que giran. Cualquier cosa que pase y vuelva. En lugar de achicarse nos agranda y nos engloba. Love, ¿qué serás?

Registro 4
Reviso, exploro de vuelta y me tranquilizo.
Recién empiezan las vacaciones. Teóricamente estoy en el día menos uno, es domingo de la semana anterior a la de las vacaciones en sí.
Acá hay mar, bosque y agua dulce, hay ancho y pequeño, humedad, intimidad y amplio espacio, cuando estoy en la casa los que conversan en frente llegan con su voz. Ahora llueve y hace interferencia algún pájaro o la heladera que se enciende. Las gotas caen, sueltas y pesadas, cada tanto, del techo o de alguna hoja cargada.
Me desabroché.
Imaginá el silencio natural.

Registro 5
Buscamos prolongarnos, queremos durar, no para siempre, en el instante, captar la duración presente. Pasarlo bien.
Es un experimento.
Cuando fuimos chiquitos mezclamos flores amarillas, pelotitas rojas, pasto, un poco de tierra, algún líquido, el jugo lechoso que salía de la planta que estaba en la entrada. Revolvimos y esperamos, a ver qué pasa.

Registro 6
De vuelta no me explico qué hago, me cargo como una pila que se amontona.
Estamos haciendo la prueba, con que alguno lo haga está bien, es un experimento.
En invierno y verano se distingue la temperatura, cómo sino.
Una comparación.
No hambre hasta que hambre.



19 de enero 2015
Lunes.


Me revitalizé. Es el LOVO repentino que activa el renacimiento.
El love sin espejo, selva por donde entrar.
Aventura, vegetación en frente que se hace nueva otra vez. 
Bosque y humedad verde medio.
Quiero decir que... y un poco de esa tristeza y del frío que se necesita tener.

Preciosa vida.



DOS PERSONAS


La que escribe de mí ahora está quieta, sentada en un banco de la plaza que está en la esquina del edificio al que le gusta mirar. Cada vez que está sentada en la plaza la veo desde acá.
No sé qué piensa o en quién, pero mira como más allá de lo que mira. Una imagen obvia y conocida por todos.
Ahora se mira los zapatos y mueve las piernas como si se estuviera hamacando. Está pensando en otra cosa y no en los borcegos bordó que tiene puestos, aunque examina con detalle los cordones y vuelve a hacerse el moño con más perfección.
Quizás piense en lo que tiene que hacer mañana y que ella no es todo lo fantástica que le gustaría ser. Quizás piensa en las vacaciones, o tiene recuerdos de un viaje.
Sus recuerdos sugieren celeste, por los movimientos que tiene, y por el movimiento lento de su cabeza que gira como una cámara que capta de primer plano los detalles de las copas de los árboles. Mira más arriba el cielo  poniéndose  intenso y  los pájaros cantan su acentuada y última canción.
Se levanta del banco, parece que encontró qué hacer y se dirige hacia esa cosa.

NO LEER LO DE ABAJO
Ya hace frío. Alguien se acerca y son dos que hablan, no se saludan, es como si le hubiera preguntado la hora, pero no mira su muñeca ni celular, o quizá fue una calle, pero no señala. Algo liviano. Parece que se tratara de  algo liviano, a ella se le nota el frío porque se acomoda en el lugar y se auto-abraza. Él la mira, enciende su cámara y se desplaza haciendo plano, en esa dirección a esa distancia. Mira en redondo y dibuja un bumerang imaginario.
Se suenan los dedos, los dos, qué casualidad, y se empiezan a separar, siguen hablando, quizás le esté pasando su número o su dirección, o le esté hablando de un libro, aunque sería imposible ser tan neutral en gestos y ademanes.
Nada. Ya se escondió del todo el sol, o nos escondemos nosotros, entre lo que pasa y la sensación de lo que pasa, por lo visto no hay concatenación. Se van cada uno por su lado. Él tenía un paraguas de color natural, no porque lloviera, quizás es precavido, parece por lo menos, o miró un pronóstico equivocado, y se lo olvida al costado del banco, es que se había puesto las manos en los bolsillos, inquieto de no saber lo que le pasaría a sus manos si se quedaban solas con algo posible de hacer. Las guardó, para evitar dudas.
El efecto de conocer la hora o esa calle sin seña, lo dejó en la profundidad del universo, no le entraba nada más y solo podía empezar a caminar. Se dio vuelta dos veces, y a pesar de que el paraguas se mostraba como objeto externo, aparte de lo que fuera lo propio del espacio e inclusive de la naturaleza, no lo vio,  sólo la podía ver a ella que se había quedado en posición de ida y estaba estacionada mirando la luna para el costado derecho.
Ella, también veía la luna, pero además de ver la luna veía más, veía todas sus ganas puestas y muchas imágenes que pasaban adelante, como una especie de intuición, un deja-vú o el deseo de que pasara así.
ESTO SÍ
Raro, demasiado.

sábado, 28 de mayo de 2016

MÁS CERCA




¿Cómo es que de pronto el mar está cristalino y se mancha de repente? Una oleada oscura viene de un lugar desconocido y desata una tormenta, entonces se refugian, se tapan, nos cubrimos para salvarnos. Hablamos con el que tenemos al lado, y ése está tan asustado que sólo repite la misma palabra.

Cómo.

Ya no hay fotos de ravioles ni milanesas en Facebook, estamos preocupados. Los que siguen creyendo que todo es mar cristalino, ahí están. Chapotean en el agua limpia, usan salvavidas, tienen miedo en él fondo. Y tienen lanchas y sogas para un futuro rescate.

Todo el resto está en la mancha. Y se preguntan qué pasó.

Ahora nado en la suciedad. Busco en el fondo del fondo, que no es el fondo de la sensación, es el fondo. Ahí busco un caracol que me haga escuchar, así cerrando los ojos, ese mar que extraño.

La mugre es circunstancial. Se limpia, se ordena, se acomoda. Pero queda el rastro. Un cartel gigante y espeso hará referencia como los que marcan a qué altura estamos del nivel del mar. Para no olvidar y saber dónde se está.

Sigo buscando. No aparece ese caracol. Los que veo son muy pequeños y no logran recrear el mar.

Hay tesoros con candado que para qué. Hay animales muertos, restos pesados. Hay corbatas. Hay libros en alemán. Hay una caja, misteriosamente. Mi caja, mi caja celeste de madera con esa tarjeta de navidad pegada en la tapa, en el interior de la tapa, y figuritas, osos cariñosos, y hay unos aros que eran de mi abuela. Y esa caja es la mañana, y esa caja es la ventana que da al jazmín que da a la calle que da a la gente que pasa y quiere llevarse uno. Y mamá o la abuela, o mi hermano o mi papá, o cualquiera que esté en casa y si no hay nadie, colabora llevando uno. Cortar y renacer. Cortar y reflotar. Hay recortes que dan más vida. Pero hay recortes que son muerte, que son frío, que son desprotección. La naturaleza no funciona así. Es una llama que se reaviva.

No encontré el caracol, volví a encontrar mi caja.

Y voy a ver a los que veo siempre, a los que estamos cerca. Veo a casi los mismos, salvo cuando salimos de excursión.

Nos miramos y nos preguntamos por esas leyes nuevas que salieron. Parece un juego con otras reglas. La tinta no es efectiva.

Miro a los que estamos cerca y les quiero contar de la caja y del jazmín. Quiero hablarles del olor fresco. De la experiencia de regar y de hacer la plancha, no en este mar, en otro que conocí y ustedes también.

Pero no sirve, es un recuerdo muy chiquito, muy personal, no pueden remontar un jazmín del no recuerdo ni una caja que nunca ocupó ni una mañana.

Pero uno que está más allá me ve triste de impotente, yo creía que la caja… creía que el jazmín. Y entonces me pregunta y le cuento, y cerramos los ojos para estar en el mismo lugar y quiero preguntarle y lo hago y me cuenta y volvemos a cerrar los ojos y conozco lo que no conocí.

Y se nos ocurre una idea y corremos hacia los manchados y hacia los del mar de cristal. Les pedimos que recuerden. Que se piensen bebés, que se piensen otros, que se piensen solos, ajenos, cobardes, con miedo, amputados, enanos. Y todos lloramos. Todos. Nos enternecemos unos por los otros. Los que eran tan duros y rígidos se ablandan y los blandos los sostienen y los protegen. Y esa agua que nos brotó licúa la mancha, y nos llevamos baldes para mezclarnos, unos pasan agua para nuestro mar manchado y otros un poco de agua espesa y negra que vierten en ese mar, que para que esté en las películas hacen fondos que tampoco son el fondo de la sensación, ni el fondofondo, son un fondo que hace contexto, un fondo marco, y son de papel, parecen precisos pero son efímeros, desarmables.

Una mezcla que suaviza. Ya no se necesitan salvavidas. Porque nos reconocemos. Nadie quiere hundir a nadie. Y si hay alguno que no entendió todavía o si no entendí todavía, en lugar de ahogarlo lo levantan, en lugar de ahogarme me levantan, para que le llegue más de cerca el sol, para que me llegue más de cerca el sol.

martes, 19 de abril de 2016

5:53



El estado de las cosas. El límite rozó la expresión pasó raspando. 
Soy este texto, soy esta fuente, este tamaño y este espaciado. No sé a quién llego, a mi misma en principio que quiero salirme. Por eso me desvelo, busco otro ancho, otro interlineado. 
Escribo casi dormida, sin saber qué. Con la postura repleta de lopérfidos, de Ministros de Educación y de, de plata robada, de calles con pozos, gases ocultos, perros locos, bolsas rotas derramadas en las veredas, turnos de médicos, ruidos de heladera que no paran, un calefactor que no anda, repleta de arrugas, de moscas, de ratas, de manos hinchadas, de asquerosidad. 
Repleta, también, de cuentos copiados, de ganas de verte porque verte es salvarse, de saber que inventar es renovarse. Ganas de bosques de humedad verde, de sol saliendo al naranja, de ojos dormidos que soñaron no hay nada, principio.



viernes, 15 de abril de 2016

NO HAY DOS SIN TRES





Antes de que John Berger lo dijera yo intuía que la felicidad era como una foto.
Marca ese instante, retrata lo que después se estira o se diluye y acaba por tensarse luego en un momento que podemos definir con características:
lugar, 
temperatura, 
ropa, 
una acción congelada.


había un texto que quité


Nota. El texto surge en San Rafael, Mendoza. Filba Nacional del principio de Abril de 2016. Tras el ejercicio de intercambiar fotos. A mi me tocó la de Aurelia que se encontraba sentada en un césped cortado prolijamente y gris. Aurelia sentada junto a su madre, sobre el vestido blanco de su madre extendido, Aurelia mirando al costado, como en otro lado, la madre de Aurelia mirando fijo y atentamente a la cámara. Y como es de esperar, alguien -que no es quien saca la foto- en la sombra al costado derecho de Aurelia, en gris más oscuro. La foto es real, aunque Aurelia era Marta, Mirta o Susana -no recuerdo-. Todo esto en el taller de Hernán Ronsino, fantástico taller donde brotaron sirenas, caracoles y perlas del fondo del mar.

miércoles, 30 de marzo de 2016

LO QUE ERA




De a poco te olvido, voy sacando las cosas.

Escondo alguna foto, quito tu número telefónico y me aguanto lo que tengo dentro. 

Me quedo como una estaca que no se mueve. Y así va pasando.
Me ayudo con pensamientos de esos que dicen que no hay que hacer nada.

Entonces pasivo y entonces espero.

Y sin saber si eso es que te extraño, te tengo entre la garganta y los ojos,
y no te saco,
ahí te dejo.

(Habría o hay que volver a leer o recitar exagerar y divertirse en tono telenovela mexicana venezolana)