viernes, 15 de abril de 2016

NO HAY DOS SIN TRES





Antes de que John Berger lo dijera yo intuía que la felicidad era como una foto.
Marca ese instante, retrata lo que después se estira o se diluye y acaba por tensarse luego en un momento que podemos definir con características:
lugar, 
temperatura, 
ropa, 
una acción congelada.


había un texto que quité


Nota. El texto surge en San Rafael, Mendoza. Filba Nacional del principio de Abril de 2016. Tras el ejercicio de intercambiar fotos. A mi me tocó la de Aurelia que se encontraba sentada en un césped cortado prolijamente y gris. Aurelia sentada junto a su madre, sobre el vestido blanco de su madre extendido, Aurelia mirando al costado, como en otro lado, la madre de Aurelia mirando fijo y atentamente a la cámara. Y como es de esperar, alguien -que no es quien saca la foto- en la sombra al costado derecho de Aurelia, en gris más oscuro. La foto es real, aunque Aurelia era Marta, Mirta o Susana -no recuerdo-. Todo esto en el taller de Hernán Ronsino, fantástico taller donde brotaron sirenas, caracoles y perlas del fondo del mar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario