lunes, 3 de abril de 2017

HABITACIÓN




Vi el amanecer, hoy. En bahía a los treinta y tres.

  1. A mí me gustaba mirar Baytwach, Superman, Berverly hills 90210. Ya todos lo habían visto, pero como en casa no había canal, yo lo veía después, y lo pasaban a horas raras. A las seis de la mañana, antes de que se despierte mi papá o entre medio. Hasta hace un rato quería copiarme de una poesía que decía que lo que estaba escrito era otra cosa, pero ahora me dan más ganas de parar y tomar unos mates, porque la poesía no para de decir otras cosas y cuando leés una, entonces, yo no sé qué hacer o cómo decir, ¿ahora soy la poesía porque me copié de tu estilo?, de su estilo, de mi estilo, estoy encerrada entre todas estas palabras que son como un acertijo, no para vos que lo estás viendo muy bien, para mí que no entiendo lo que quiero decir.

Hubo un día en que mi mamá viajó en ambulancia y con mi papá fuimos detrás, comimos muchos caramelos. Yo tenía sueño.

Viajamos en caravana de ambulancia auto camiones en el medio que había que pasar. A la noche llovió, llovió mucho desde las nueve y pico sin parar toda la noche y hasta entrada la mañana. Yo estaba en la reposera celeste al lado de mi mamá, una especie de cama baja (es muy canchero tomar sol en una reposera así). La lluvia la llevó al recuerdo. Yo nací un día de lluvia, mientras se preparaba la lluvia mi mamá también preparaba papas fritas y el agua empezaba a caer de sí misma para avisar que llegaba y el agua que le pusieron en el suero preparaba esa especie de puente por el que aparecí (puente es mejor que túnel)

¿Cómo será pasar a la muerte?


viernes, 24 de marzo de 2017

MÁS CERCA





¿Cómo es que el mar está cristalino y se mancha de repente? Una oleada oscura viene de un lugar desconocido y desata una tormenta. Hablamos con el que tenemos al lado, y ése está tan asustado que sólo repite la misma palabra.

Cómo.

Ya no hay fotos de ravioles ni milanesas en Facebook, estamos preocupados. Los que siguen creyendo que todo es mar cristalino, ahí están. Chapotean en el agua limpia, usan salvavidas, tienen miedo en él fondo. Y tienen lanchas y sogas para un futuro rescate.

Todo el resto está en la mancha. Y se preguntan qué pasó.

Ahora nado en la suciedad. Busco en el fondo del fondo, que no es el fondo de la sensación, es el fondo. Ahí busco un caracol que me haga escuchar, así cerrando los ojos, ese mar que extraño.

La mugre es circunstancial. Se limpia, se ordena, se acomoda. Pero queda el rastro. Un cartel gigante y espeso hará referencia como los que marcan a qué altura estamos del nivel del mar. Para no olvidar y saber dónde se está.

Sigo buscando. No aparece ese caracol. Los que veo son muy pequeños y no logran recrear el mar.

Hay tesoros con candado que para qué. Hay animales muertos, restos pesados. Hay corbatas. Hay libros en alemán. Hay una caja, misteriosamente. Mi caja, mi caja celeste de madera con esa tarjeta de navidad pegada en la tapa, en el interior de la tapa, y figuritas, osos cariñosos, y hay unos aros que eran de mi abuela. Y esa caja es la mañana, y esa caja es la ventana que da al jazmín que da a la calle que da a la gente que pasa y quiere llevarse uno. Y mamá o la abuela, o mi hermano o papá, o cualquiera que esté en casa y si no hay nadie, colabora llevando uno. Cortar y renacer. Cortar y reflotar. Hay recortes que dan más vida. Pero hay recortes que son muerte, que son frío, que son desprotección. La naturaleza no funciona así. Es una llama que se reaviva.

No encontré el caracol, volví a encontrar mi caja.

Y voy a ver a los que veo siempre, a los que estamos cerca. Veo a casi los mismos, salvo cuando salimos de excursión.

Nos preguntamos por esas leyes nuevas que salieron. Parece un juego con otras reglas. ¿La tinta es efectiva?

Miro a los que estamos cerca y les quiero contar de la caja y del jazmín. Quiero hablarles del olor fresco. De la experiencia de regar y de hacer la plancha, no en este mar, en otro que conocí y ustedes también.

No sirve, es un recuerdo muy chiquito, muy personal, no pueden remontar un jazmín del no recuerdo ni una caja que nunca ocupó ni una mañana.

Pero uno que está más allá me ve triste de impotente, yo creía que la caja… creía que el jazmín. Y entonces me pregunta y le cuento, y cerramos los ojos para estar en el mismo lugar y quiero preguntarle y lo hago y me cuenta y volvemos a cerrar los ojos y conozco lo que no conocí.

Y se nos ocurre una idea y corremos hacia los manchados y hacia los del mar de cristal. Les pedimos que recuerden. Que se piensen bebés, que se piensen otros, que se piensen solos, ajenos, cobardes, con miedo, amputados, enanos. Esto sí se vuelve efectivo, los rígidos se desarman los blandos los sostienen, lloran hasta los que no lloraban desde que.

Una mezcla que suaviza. Ya no se necesitan salvavidas. Porque nos reconocemos. Nadie quiere hundir a nadie. Y si hay alguno que no entendió todavía o si no entendí todavía, en lugar de ahogarlo lo levantan, en lugar de ahogarme me levantan, para que le llegue más de cerca el sol, para que me llegue más de cerca el sol.



domingo, 19 de marzo de 2017

DÍA DE LA MADRE



Nosotros nos decíamos feliz día para todo: del amigo, de los enamorados, del médico, del maestro, del músico, del psicólogo, del veterinario.
Pero el día que más te gustaba festejar era el día de la madre. Nos parecía gracioso sentirnos madres, un hombre madre, una mujer madre. Y nos gustaba sentirnos siempre creadores. 

martes, 28 de febrero de 2017

HIDRATARSE



No me decido y entre que no me decido la marea se lleva algo mío.
Se escuchan distintos tonos de voz, no tonos, son voces de diferentes partes del mundo. Llueve y como llueve tienen tiempo de charlar. ¿De qué hablan?
Mientras, vos estas esperando que algo pase y aún  no se qué puedo pasar.


sábado, 28 de enero de 2017

FRUTILLA DEL POSTRE



Cuando llegué me tiró las llaves desde el tercer piso abrí subí escalones, estaba abierto. Se parecía al medio oriente por las cortinas que movían liviandad seda.

La receta para macerar frutillas es fácil. Saqué el papel del bolsillo.

Me compré un reloj, te conté.

Las agujas se mueven seguido y otras más lento. Vos también.


Cortaste las frutillas. Las lavamos primero, los dos metimos las manos abajo del agua, las frutillas tienen pequeñas escamas que hay que fregar, necesitamos frotarlas.



Las dejamos sobre la mesada. Las cortamos apoyándolas y entonces hundíamos de a poco el cuchillo o lo hicimos tan rápido.

Las dejamos ahí.

Las regamos de azúcar.
La cuenta regresiva.

Sabemos que cuando pasan un tiempo así largan un jugo y así se ponen más dulces.


Alarma. Hundí el botón.

Cuando volvimos a la mesada estaban llenas de brillo, agua transparente, habíamos transpirado.


lunes, 26 de diciembre de 2016

NAVIDAD 2016



Sol tibio que salió, sí sí! Acá mismito
Hágale que soy que algo doy
Primavera. Literalmente, loco
Y si pinta así
Así es como mejor puedo verte
Deformarte
Marte está de fiesta
Risa de muerto
Acomodate en la jaula, papu.
Y su mirada esquiva ambos glúteos
Mirada que mira una futura historia.




(composición hecha a finales del festejo de la navidad de 2016 en tres arroyos, en la casona, entre desconocidos conociéndonos y conocidos reconociéndose. es el juego que hicimos.
fuimos felices de estar juntos, cada uno de nosotros exploró alguna reacción, supongo, no lo puedo asegurar)

jueves, 8 de diciembre de 2016

DEL LIBRO DE MARÍA NARANJA




 ACOTACIONES DE LAS ÁCIDAS

“Me visto de nombres para escribir piel. Me tatúo las letras y las vuelvo a escupir.”[1]

Sabe a delicada y no.
Como sacarse un moco.
Como escuchar una canción que vuelve inacabablemente al mismo lugar. Depende enteramente de su voluntad y no.
Se eleva. Se mueve.
El desafío a la vergüenza.

“Te aguantás hasta.”[2]

Así María Naranja según.
Goza al mirar de afuera la intersección de tramas, le gustan más las que la sostienen de algún lado, sino irse es el verbo, se trama un agujero y cae, si le gusta es porque hay plumas, si le encanta es porque abajo, una cama elástica. 
Le gusta sí. Ya no es irse.
Sus pies se untan de recuerdos y sabores. Viciosa. Sí.
Enterada de ojos abiertos y cerrados.
Sí.
Cada vez: olvida fácil. Encuentra primeras veces.
Dicen, le dicen, que sufre de una enfermedad que se denomina con un no en la punta. Se ríe, se hace la preocupada.
A la inhibición popular le hace el gesto de adoración, adoración, les pronuncia amen. Y. Y.  Burlona.
Noche.

“En un mes en donde tenía el pelo suelto y gustaba de andar mirando bocas. Donde estaba a punto de cortármelo, bien antes de.”[3]

Le latió un día de largos colchones, de lejos, y de frío, de algunos ratos. De baños, de no se acuerda si el segundo. Así, bueno… no tan.
Las maneras de hacerse mujer le atraen, las maneras.
Le encantan los mundos.
Y cuando se van, se queda sola, se le rompen los espejos y no sabe dónde está. Le sale bañarse de vez en cuando, si escucha que se prendió el agua del baño. Toma té, si la pava empieza a sonar.
Cuando hay pisadas de barro en la entrada, ruidos de puertas, cuando se rompen platos, se da cuenta que llegó. Como llegando tarde, y no.
Cuando habla. Pocas voces, sólo gritos o grandes exclamaciones.
Nunca sabe si el agua es, ¿tristeza o alegría? Ya no distingue. Vive.
Le gusta enredarse más que mirar vidrieras.
Le gustan los que se esconden y los que buscan la humedad.
Así Naranja Amarga, la de la calle, la que crece en la vereda de la chica que tiene los ojos torcidos y se pasa el día en el auto de su padre.
El padre de la chica de los ojos torcidos, un tipo prolijo, con la misma ropa de un siempre que recuerda como una foto.
La mujer del padre de la chica de los ojos torcidos, versátil, color en el pelo y peinados para arriba.

“Se los ve tranquilos, a mi gusto demasiado.”[4]

Al lado hay un viejo que vende pieles y se molesta cuando lijan un suelo que no es suyo.
No es suyo.
Revoluciona.
Así Naranja Sangre, roja opaco. Sangre que convulsiona y propulsa.
Así Naranja toma un hacha y un día por la madrugada rompe con furia la vereda del viejo.
Así lo piensa y lo transita.
Más vale, le sale irse lejos y esquivar miradas.
Le genera quietud el enojo. Le quita ganas, a veces y muchas se hace.
Cuando le late: por miedo.
Juego a ser.
Las manos, animales que quieren escaparse.
Cuando salen.
Cuando pulsa.
Cuando lujuria.













[1] En la clase de cerámica. Mesa violeta, candelabros rojos.
[2] Irrumpe María Naranja en el bar de la esquina.
[3] Timbres suenan sonando.
[4] Susurro en secreto a zeréP (Identidad protegida) en Alpiste.