martes, 19 de abril de 2016

5:53



El estado de las cosas. El límite rozó la expresión pasó raspando. 
Soy este texto, soy esta fuente, este tamaño y este espaciado. No sé a quién llego, a mi misma en principio que quiero salirme. Por eso me desvelo, busco otro ancho, otro interlineado. 
Escribo casi dormida, sin saber qué. Con la postura repleta de lopérfidos, de Ministros de Educación y de, de plata robada, de calles con pozos, gases ocultos, perros locos, bolsas rotas derramadas en las veredas, turnos de médicos, ruidos de heladera que no paran, un calefactor que no anda, repleta de arrugas, de moscas, de ratas, de manos hinchadas, de asquerosidad. 
Repleta, también, de cuentos copiados, de ganas de verte porque verte es salvarse, de saber que inventar es renovarse. Ganas de bosques de humedad verde, de sol saliendo al naranja, de ojos dormidos que soñaron no hay nada, principio.



viernes, 15 de abril de 2016

NO HAY DOS SIN TRES





Antes de que John Berger lo dijera yo intuía que la felicidad era como una foto.
Marca ese instante, retrata lo que después se estira o se diluye y acaba por tensarse luego en un momento que podemos definir con características:
lugar, 
temperatura, 
ropa, 
una acción congelada.


había un texto que quité


Nota. El texto surge en San Rafael, Mendoza. Filba Nacional del principio de Abril de 2016. Tras el ejercicio de intercambiar fotos. A mi me tocó la de Aurelia que se encontraba sentada en un césped cortado prolijamente y gris. Aurelia sentada junto a su madre, sobre el vestido blanco de su madre extendido, Aurelia mirando al costado, como en otro lado, la madre de Aurelia mirando fijo y atentamente a la cámara. Y como es de esperar, alguien -que no es quien saca la foto- en la sombra al costado derecho de Aurelia, en gris más oscuro. La foto es real, aunque Aurelia era Marta, Mirta o Susana -no recuerdo-. Todo esto en el taller de Hernán Ronsino, fantástico taller donde brotaron sirenas, caracoles y perlas del fondo del mar.