miércoles, 24 de febrero de 2016

CORRER



Eran las diez y veintiuno, pero ahora son y veintiséis.
Las ventanas están abiertas porque sigue el verano. Estamos en marzo. Recién empezando. Hay desconcierto, no se sabe si era mejor antes o si después. Lo que se sabe es que así no era. Se huele el cambio. Se siente el frio por las mañanas. Y te das cuenta, el verano pasó. Que todo lo hermoso si quedó en fotos qué alegría y si no se perdió. Quedó tatuado en una piel que pierde su color intenso y que se recupera con tiempo extra al sol.
Don`t worry, be happy.
Cambio, no more.
Pero cambio, hoy, no es una palabra cualquiera, lo era el año pasado, lo era en otro marzo que todavía no es. Y me acordé de esto: uno es el juego entre lo que nunca cambia y lo que cambia constantemente. Ya no soy quien era después de conocerte, me pasa a mí… a todos. Pero cambio no es una palabra cualquiera, se parece a una palabra prohibida, partidaria, que marca una posición. A mí me encantaba el color amarillo. Tengo un vestido que me queda muy bien. Creía que era el color del sol y el sol del despertar, de lo nuevo, bueno o malo, mejor o peor, de lo otro que viene sin tanto o con un poco, no more. 
Decir no more es decir Charly y rock and roll. 
Las palabras son puertas de percepción. 

CONDICIÓN METEREOLÓGICA



 
Hay viento, es de noche, los árboles se mueven y fabrican el sonido lluvia, luces de colores de lado a lado, la mayoría de lo que hay es de madera. Es un bar, la gente está afuera.
Un actor, un director, una organizadora, dos lesbianas y dos que podrían pero no.
Antes de ir al bar fueron al teatro, Roberto Lati leyó algo que las metió en la mordedura de los labios cuando ya llegó a donde te emerge el gesto de morder el labio de abajo, buscando el costado. Ellas se metieron ahí, o se mordieron los labios o son un labio mordido de ahora en más. Son las que podrían ser lesbianas pero no, quizás hayan probado, en verdad se llevan bien, se quieran pero nada más. El amor les mueve algo del pertenecer, y a ellas les mueve la sensualidad, no hay nada que quisieran tener.  Ellas se ven bien juntas, incluso mejor que por separado. Ser dos es cruel y egoísta, ellas convidan algo, pero no se van a dar cuenta tan fácil. 


Cuando salieron del teatro saludaron a Roberto, le vieron la remera de Led Zeppelin y el jean.

Esta es la parte: a los 180 grados se volvió  especial, especial quiere decir cuando serviría para una película.
En el bar, sería por la ropa que tenían, la temperatura, las cervezas, la música, quedarse los tres, estar en un rincón. Empezar a decirse. Seguir una lista que hay que seguir para sentir lo que se siente cuando hay tres y ninguno quiere ser ni uno ni dos ni más. Tres. Triángulo equilátero. Ángulo obtuso y agudo en movimiento.
Lo más lindo del movimiento, la búsqueda por los bordes, el borde siempre sensual, de la textura a la piel.  
Se desprende una sustancia acuosa gelatinosa, y celeste transparente que sostiene y envuelve. El lugar no es así porque no hay un lugar así, pero hay la imagen que representa.

Parece una noche de Enero.
Encontrar forma es parte de la naturaleza, vivirla es la parte que nos toca.
Tupida vegetación húmeda.