miércoles, 24 de febrero de 2016

CONDICIÓN METEREOLÓGICA



 
Hay viento, es de noche, los árboles se mueven y fabrican el sonido lluvia, luces de colores de lado a lado, la mayoría de lo que hay es de madera. Es un bar, la gente está afuera.
Un actor, un director, una organizadora, dos lesbianas y dos que podrían pero no.
Antes de ir al bar fueron al teatro, Roberto Lati leyó algo que las metió en la mordedura de los labios cuando ya llegó a donde te emerge el gesto de morder el labio de abajo, buscando el costado. Ellas se metieron ahí, o se mordieron los labios o son un labio mordido de ahora en más. Son las que podrían ser lesbianas pero no, quizás hayan probado, en verdad se llevan bien, se quieran pero nada más. El amor les mueve algo del pertenecer, y a ellas les mueve la sensualidad, no hay nada que quisieran tener.  Ellas se ven bien juntas, incluso mejor que por separado. Ser dos es cruel y egoísta, ellas convidan algo, pero no se van a dar cuenta tan fácil. 


Cuando salieron del teatro saludaron a Roberto, le vieron la remera de Led Zeppelin y el jean.

Esta es la parte: a los 180 grados se volvió  especial, especial quiere decir cuando serviría para una película.
En el bar, sería por la ropa que tenían, la temperatura, las cervezas, la música, quedarse los tres, estar en un rincón. Empezar a decirse. Seguir una lista que hay que seguir para sentir lo que se siente cuando hay tres y ninguno quiere ser ni uno ni dos ni más. Tres. Triángulo equilátero. Ángulo obtuso y agudo en movimiento.
Lo más lindo del movimiento, la búsqueda por los bordes, el borde siempre sensual, de la textura a la piel.  
Se desprende una sustancia acuosa gelatinosa, y celeste transparente que sostiene y envuelve. El lugar no es así porque no hay un lugar así, pero hay la imagen que representa.

Parece una noche de Enero.
Encontrar forma es parte de la naturaleza, vivirla es la parte que nos toca.
Tupida vegetación húmeda.



 

jueves, 3 de diciembre de 2015

ESTO

                         A vos te gustaba esto.

Y encima llegabas en el momento en que todo estaba tan lindo o
se ponía porque habías llegado.

Tus maneras siempre fueron muchas.

Las palabras más grandes e incompletas definían y
siguen buscando otra forma,  la buscan a medida que
avanzan.

Esto se parecía al concepto deseo.

Esto no es lo que era.

Esto es nuevo.

Una idea se sigue plasmando.




Eso hacemos cuando nos conocemos.

¿Eso hacemos?



 Reconociendo el enigma.

Sentarnos uno delante del otro. Como hablar. Decir.


Si es que seguimos, nos esclarecemos y capaz que después.

Qué lindo.

Esto, ahora.

martes, 24 de noviembre de 2015

INTIMIDADETERNIDAD








Giró la perilla para liquidar el fuego.

-¿Cómo vivís la intimidad? Sí, conmigo te pregunto.

Preguntó.
Quería saber cómo se sentía estar con ella sola.  
Se le había corrido el pelo, y volvió a ponerlo donde estaba, una cortina que le hacía tenue la pregunta, suave rock and roll.
Entonces le volvió a preguntar.
Él la miró, la miró de lejos, la miró de cerca, le miró las manos, le miró el lunar del cuello. Le acarició los bordes, le delineó los ojos y las orejas.
Mientras ella respiraba, rápido     ligero.
Ya había buscado la jarra con agua.
Entonces se sentó y lo miró. Se rió al verlo.
Le gustaba tanto el silencio, que se despejó la cara y se corrió las cortinas para verlo mejor.
Se paró, se sacó las medias y abrió la ventana.
Era al medio día. Se acordó de una película, de la escena, de la hora cúlmine[1] de esplendor[2], el medio día.
Y después de un rato bajó las persianas, cerró la ventana y se acostaron. Uno al lado del otro.
Lejos, para acostumbrarse a verse primero. Se abrazaron imaginariamente y se acercaron también.
Después se miraron con los ojos cerrados y volvieron a despertar.
Ella había soñado y ya quería hacer algo.
Él, cuando se levantó fue para dibujar los planos de una nueva casa que se le había ocurrido en el momento del medio especial dormir despertar.
Sentía que el invento y las líneas tenían que ver con ella, con la aparición de la pregunta o con ella, o con cualquier cosa.
Ella lo miró y le dio un pedazo de sandía, la parte del corazón, roja y jugosa y llena de agua.
Le había sacado las semillas, la cáscara, estaba lista para ser comida.
Mientras tragaba le tocó a él, le tocó la pregunta.
-¿Y vos qué decís? ¿Cómo vivís la intimidad cuando estoy, estás, estamos?
Ahora le tocaba a ella el silencio. Entonces buscó canciones para decirle. Bailaba lento, bien lento.
Ella se veía agradecida, sin decir nada, seguía tomando agua.
Parecía que le pasaba lo mismo con la misma pregunta, o ella se volvía como yo, o yo como ella, o yo como él.
Lo mismo.




[1]Llegar al punto más alto, de mayor intensidad, grandeza o calidad.
[2]Apogeo, cualidad de la persona o cosa que ha alcanzado su máximo desarrollo o su máxima perfección. Resplandor, brillo.