domingo, 21 de agosto de 2016

QUE SE LLAME ACCIDENTE



Gente en la parada de un colectivo. Uno. Uno más uno. Uno más uno, más uno. Más uno.
Luego, colectivo lleno.




Los lugares son rincones. Son espacios de propuestas.
Señas para que te quedes o te bajes.
Pero vos vas ahí.

El instante que dura lo que entra y hay olor a, gusto a.
Rápido. Una continuidad que no merma. 
Contundente. Explícito y cierto.

Se te pega a la piel y se instala durante todo.

Y ya, levantados de sí mismos por un acto que determina.

La sensación los tiene entre sus brazos, les canta, les da su leche tibia.
Se escuchan latidos a lo lejos cada vez más despacio, al fin nada que esté andando.


NOTA DE ABAJO
El colectivo de la línea 507 chocó en la esquina de la casa celeste, casi todos allí se volvieron nube.
Flotar o arder.


NOTA DE ARRIBA
-un choque, también, es un choque espiritual-

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