sábado, 25 de abril de 2015

LO DIJO SPINOZA



ALEGRÍA

La pasión se vuelve alegre cuando es esclarecida por la razón, y entonces deja de ser excesiva.
Y la pasión excesiva desborda y no se la puede agarrar, desespera tener todo suelto o tan grande y encerrado, y esto lo digo yo.
Y ahora digo que hay que aprovechar cuando la pasión se implanta.  

MARÍA NARANJA INTRIGADA DE CEREZA






Mi nombre es el de las frutas. Busco las letras que más me gusten. Siempre.

A veces siempre, no es el tiempo continuado, ni la intensidad más fuerte, a veces hay siempre de donde no puedo salir y otros, que se desvanecen como la fruta que como, cuando elijo mi nombre.

Me hice agua al trozar un pomelo, me ha sabido gustar la intensidad amarga.
Ahora suelo comer cerezas.
Me gusta ver con las persianas bajas. Solo en partes, ver pedazos, escuchar ruidos.

Me seducen las palabras que acarician con intenciones desnudas.
Los roces cómplices, por eso me gustan los abrazos que sospechan lenguas que no existen y aún me chupan entera.
Ablandan mi cáscara.
Me gusta más el emerger que el acabar.
Me gusta la sensación planta, esa: abrir el cuerpo en donde la piel.
Gajos se despegan.
Sentir llegar, buscar con paciencia.
Ahí.
Cuando está llegando.
No soy blanca, por supuesto, tampoco negra.
Soy de colores, a veces madura, fresca, soy espesa, lechosa y liviana.
Y me vuelo en chorros de jugos que se nacen con tu fuerza, con la fuerza de las manos, y miradas, las del borde.
Pero como ahora cereza, me voy por las bocas que caminan por verdulerías, calles y por los de mí sola, cuando el brazo me toca en donde más se pierde, y el brazo, y mis manos, y agua, y caminar y mirar, y ahora, y antes, y después, y todo junto y.
La consecuencia se pierde del diccionario.

Lo que encuentro, dibujos de cosas que pasan por otro lugar que no éste y ninguno que podamos: Un Carrusel Brillante y Blanco Galopa por el cielo.
Estoy un poco, a veces llena de jugo.
Y es, como uno de esos es; qué es, es rasguñar una tela y pasar y es frío y no, calor y si, y más acá.
Y risas. Muchas risas. Y volver acá. Y de vuelta allá.
(Y te está pasando y es muy denso en el borde de).
-Me ta mor fo sis-
DE.
De dado o de día.
Gustos de fruta.

Un mordisco de algo rico, dulce que seguro te empieza, ya te está por gustar y cuando estás tragando.

BLANCO DE PASIÓN





Troyanzky usa remeras de algodón. Su piel, suave. Sus manos no están del todo frías. Piel blanca. No usa accesorios. Natural.
Troyanzky disfruta al pronunciar su apellido. 
Toma leche blanca y clara en una taza blanca. Y abre y cierra la heladera, también blanca cada vez.
Se despierta y sin ponerse pantalones camina sobre el piso, con pies desnudos y se acerca a la ventana.
Corre las cortinas, Troyanzky disfruta de la mañana.
Abajo, en la calle, juegan, gritan o hablan. Ahí, en el piso 5 hay silencio. Los vecinos se fueron, todo es amplio, blanco y gris.
Se rasca. Troyanzky se pasa las manos por la cabeza, se revuelve el pelo. Se tira en el sillón y apoya los pies en el respaldo, se mira las piernas, gira para un lado y para el otro, remolonea.
Troyanzky tiene calor y se saca la remera.
¿Qué podría hacer Troyanzky un día como hoy? Temprano desde temprano. No tiene paciencia, y con calma quiere todo ya.
Cierra los ojos y se abren los telones, fantasía: y atiende un teléfono rojo. Se corta. Emprende la experiencia. El dedo índice dentro del agujero y baja, llega al tope de la marca de llegada y vuelven los números a su lugar soltando el dedo, sacándolo o dejándolo bien suave, elevándolo. Y así con cada uno. El tono de la llamada marca el pulso que tiene, apurado y profundo.
Del otro lado: la voz. Quien colgó, atendió. Troyanzky retuerce el cable del teléfono.
La voz le dice que es hora, que ya va a ver.
Troyanzky respiró al tubo, no pidió demasiada explicación y buscó en toda su imaginación.
El reloj  00: 05  en rojo. A Troyanzky le titiló el ojo y se le pasó. Presionó con decisión, todo explotó.
En ese momento el chicle Troyanzky se tragó.
Él acabó. Terminó. Fusiló.



Dibujo: Luciana Gamberini